El año pasado se cumplió un siglo de los acuerdos Sykes-Picot. En noviembre de este año se cumplirá otro de la declaración Balfour, que junto con el Plan de partición de Palestina propuesto en la resolución 181 de la ONU, supusieron tres hitos de extraordinaria importancia en la configuración del actual Oriente Próximo.
El acuerdo Sykes-Picot fue un pacto secreto entre Gran Bretaña y Francia, con el consentimiento de la Rusia aún presoviética, para el reparto de las posesiones del Imperio Otomano en Oriente Próximo tras la Primera Guerra Mundial. Ratificado en mayo de 1916, el acuerdo estipulaba que —pese a las promesas realizadas a los árabes a cambio de su levantamiento contra los turcos— Siria, Irak, Líbano y Palestina se dividirían en áreas administradas por británicos y franceses.
Finalmente, en la Conferencia de Paz de París (1919) se optó por un reparto de territorios entre británicos y franceses bajo la forma de mandatos de la Sociedad de Naciones.
El acuerdo toma su nombre de sus dos principales negociadores, Sir Mark Sykes (por Gran Bretaña) y François Georges-Picot (por Francia).
Esta mesa redonda pretende repasar estos tres hitos, al igual que hacer un análisis de los retos más importantes que la región tiene por delante en los próximos años.