Aunque nació en Madrid, Rafael de La-Hoz (1924–2000) mantuvo una estrecha vinculación con Córdoba, ciudad en la que su padre ejerció como arquitecto al servicio de la Diputación Provincial. Aquí transcurrió su juventud y, tras finalizar sus estudios en la Escuela de Arquitectura de Madrid, regresó para desarrollar su carrera profesional, continuando además la labor de arquitecto provincial que había desempeñado su padre.
Carismático y bien integrado en el ambiente social cordobés, La-Hoz se convirtió pronto en un referente indiscutible de la cultura de la modernidad en la ciudad. En un contexto histórico caracterizado por la integración de las artes, supo rodearse de artistas relevantes e incorporarlos a sus proyectos arquitectónicos. Desde la participación inicial de Jorge Oteiza, Luis Aguilera Bernier y Miguel del Moral en la Cámara de Comercio de Córdoba (obra realizada junto a su compañero de promoción José María García de Paredes), hasta las colaboraciones con Equipo 57, Tomás Egea Azcona y Antonio Povedano, su trabajo refleja una constante apertura al diálogo entre arquitectura y arte.
La exposición CÓRDOBA 1924–2000. La ciudad y el tiempo de Rafael de La-Hoz culmina los actos conmemorativos del centenario del nacimiento del arquitecto y propone una mirada sobre la evolución creativa de la ciudad durante las décadas que abarcan su biografía. Lo hace a través de una selección diversa de materiales, en la que prima el valor documental sobre cualquier otro criterio.
La inclusión de las obras, fotografías y libros expuestos no responde a una voluntad de establecer un canon, sino a su capacidad para ilustrar el relato histórico de Córdoba y su transformación cultural. La amplitud del periodo abordado —marcado por sucesivos contextos políticos, desde la monarquía alfonsina, la Segunda República y la Guerra Civil, hasta la dictadura franquista y la Transición democrática— obliga a una mirada necesariamente sintética.
Los ecos de la producción artística generada en Córdoba, modestos en su escala pero significativos en su alcance, dialogan con las tendencias que, en paralelo, se desarrollaban en otros puntos de España. La muestra propone una indagación sobre esos logros, evitando el tono cronístico de un anuario de efemérides políticas o inauguraciones oficiales, y apostando en su lugar por una secuencia iconográfica que recoge algunos de los hitos creativos que, entre 1924 y 2000, han ido configurando y transformando la proyección humana y urbana de la ciudad.
En paralelo, la exposición traza también un recorrido bibliográfico por la representación de Córdoba como sujeto literario a lo largo de ese mismo periodo.