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LABRADOS A MARAVILLA: Capiteles nazaríes para estructuras octogonales y hexadecagonales

calendario
Fecha y Hora
Del 31/03 al 17/09/2017
De 8.30 a 20.00h de miércoles a sábado De 8.30 a 14.30h domingo y martes Lunes cerrado


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Precio
Entrada gratuita


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Lugar
MUSEO DE LA ALHAMBRA
GRANADA Calle Real de la Alhambra
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Contacto
958 027 929

El Patronato de la Alhambra y el  Generalife  del  Museo de la Alhambra  han organizado la exposición  Labrados a maravilla: Capiteles nazaríes para estructuras octogonales y hexadecagonales en la que se exhibiran  media docena de capiteles nazaríes procedentes de la Fundación Rodríguez-Acosta, el Museo Arqueológico de Granada, el Instituto Valencia de Don Juan de Madrid y piezas almacenadas de nuestra propia colección. La muestra está comisariado por Javier Moya Morales.

Conozcamos un poco más la importancia de estos capiteles:

En 1875 el pintor e historiador del arte Manuel Gómez-Moreno González descubrió un capitel árabe que llamó su atención. Frente a la habitual planta cuadrada del clásico capitel nazarí, éste tenía dos ángulos coincidentes con los de un octógono regular, de lo que dedujo que debió formar parte de una construcción octogonal sobre columnas y capiteles exentos, según se desprendía del hecho de que estuviese finamente labrado por todas sus caras. Como no se había conservado ni un solo edificio nazarí que respondiera a esas condiciones, ni tampoco había pruebas contundentes que avalaran su existencia en el pasado, aquella observación quedó como simple hipótesis a la espera de ser confirmada por algún nuevo descubrimiento.

Para entonces Gómez-Moreno ya conocía la existencia de otros dos capiteles de características similares. Como estaban colocados en el patio de la casa donde vivió durante casi una década pudo estudiarlos con detenimiento. Poco antes había pintado una escena de costumbres que tenía como escenario el patio de aquella vivienda, en el Albaicín. Era una antigua casa nazarí remozada a comienzos del siglo XVI, en cuya reforma se emplearon columnas y capiteles de acarreo. Años después, en su Guía de Granada, al describir las columnas de esa casa, hizo alusión a aquellos «dos rudos capiteles, también cúbicos, pertenecientes a cierto pabellón octogonal». Rudos porque habían sido picados en dos de las caras para regularizar su forma. La casa fue derribada en agosto de 1891 y el rastro de sus capiteles se perdió. Pasaron décadas hasta que volvieron a aparecer en el mercado de antigüedades, ya sin las tallas del frente interior y con perforaciones en las caras raspadas. Conservaron, por suerte, restos de la policromía original que subyacía bajo espesas capas de suciedad.

Estos exiguos y deteriorados restos pétreos, junto con algunos otros hallados por entonces, pueden datarse en el siglo XIV, la época de mayor esplendor de la arquitectura nazarí, cuya plenitud se vinculó a las obras patrocinadas por los tres monarcas que tuvieron los reinados más estables de aquella centuria: Ismā‘īl I, Yūsuf I y Muhammad V. Fue un periodo de apogeo y logros brillantes, de exploración y experimentación con nuevos repertorios constructivos y decorativos. Los capiteles reflejaron esa búsqueda. El capitel adaptado al ángulo de un polígono no fue, sin embargo, una novedad de la arquitectura nazarí. Sin salir de la península ibérica, con más de un siglo de antelación a los ejemplares nazaríes más antiguos conservados y en territorio cristiano aunque con influencia islámica, el llamado baño árabe de Gerona había desarrollado una solución semejante.

De los siete capiteles conocidos en la actualidad con este patrón cinco de corresponden al modelo de dieciséis lados. Tienen la misma altura y están realizados en caliza marmórea de color crema, con decoración variada y siempre con una piña “de tamaño y factura diversas” centrando todas las caras del bloque superior. Todos ellos deben fecharse en momentos distintos de la primera mitad del siglo XIV, a tenor de las variantes en sus soluciones decorativas. Los dos capiteles restantes son de mármol blanco, idénticos entre sí; fueron labrados para los vértices de una estructura de ocho lados con un formato bastante más reducido que los cinco anteriores y con una cronología que habría que situar en la segunda mitad del mismo siglo. Ostentan como tema decorativo central del bloque superior el escudo nazarí liso, que debió estar pintado encima. La presencia de este elemento heráldico hace pensar en su pertenencia a una edificación propiedad del sultán.

¿A qué edificaciones pertenecieron tan singulares capiteles? Un recorrido por el inventario de las construcciones desaparecidas nos deja, por descarte, casi sin opciones. Hay, no obstante, algún indicio apuntado por Gómez-Moreno. Al describir los restos de la almunia de los Alijares afirmó que en el lugar «donde estarían los célebres jardines» se encontraban todavía entonces «fragmentos de labores de yesería, piezas de alicatados y aun vidrios de colores, pertenecientes á cierto pabellón ó mirador, levantado quizá para gozar del magnífico paisaje». En la vista de Granada incluida en el fresco de la Batalla de la Higueruela se representa, en efecto, el palacio de los Alijares con su pabellón octogonal. No tiene ninguna columna al exterior aunque es plausible suponer un anillo que repitiera en el interior la forma externa. El palacio se componía de cuatro torres en apariencia cilíndricas pero probablemente de sección poligonal, al menos en las partes altas, con columnas de mármol pareadas en las esquinas y vitrales de colores. La rareza de esta solución constructiva fue también causa de su debilidad y la razón de su agrietamiento tras los terremotos de 1431, que lo arruinaron.

Ninguna certeza hay respecto de los edificios a que pertenecieron los capiteles aquí reunidos, sólo indicios que apuntan a que tal vez fueran aquellos mismos que desde el siglo XV mencionaba el conocido romance castellano:

¿Qué castillos son aquellos?

¡Altos son y relucían!

-El Alhambra eran, señor,

y la otra la Mezquita;

los otros los Alixares,

labrados a maravilla.

 

La exposición pretende, con la exhibición de media docena de esos capiteles -procedentes de La Fundación Rodríguez-Acosta, Museo Arqueológico de Granada, Museo de la Alhambra e Instituto Valencia de Don Juan de Madrid- rescatar del olvido un capítulo fragmentario de la tradición constructiva nazarí; un capítulo brillante, sin duda, dada la calidad de los materiales y la variedad y singularidad de las decoraciones, que las vincula en algún caso a edificaciones oficiales del emir de Granada. La muestra tendrá como soporte científico el catálogo de los objetos expuestos.

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