Mateo utiliza las cosas de la vida (objetos cotidianos) como otros utilizan la vegetación para componer un arreglo floral. Desde los paisajes hasta los bodegones, todo para él puede ser objeto de una composición, en la cual, los colores en sus diferentes tonos serán los que vestirán las formas. Aunque Mateo es esencialmente figurativo, su imaginación construye sensaciones con un conjunto de elementos de distinta clase y naturaleza que el espectador podría muy a menudo creer fuera de lugar y que solo revelan su sentido y conexiones a las miradas mas atentas. Porque nada de lo que interviene en la obra es casual, todos los elementos tienen un sentido tanto pictórico como intelectual.
Mateo permanece sensible en cada nuevo enfoque del proceso creativo, absolutamente fiel a su manera de explicar y con la capacidad de introducir una multitud de objetos, la presencia de los cuales está sometida al tema que él ha decidido interpretar y que crecerán en la composición gracias al dominio de la luz y el color que posee el artista. Porque, aunque las composiciones de Mateo responden a las exigencias y los objetivos de la abstracción, que son crear otro mundo para despertar otras sensaciones, Mateo se mantiene dentro de la figuración y cuida todos los aspectos de su obra.
Los cuadros de Mateo son el reflejo de sí mismo y de su mundo, a través de abundantes objetos simbólicos que constituyen un lenguaje propio y que ha remplazado otras formas que serian más evidentes y al mismo tiempo menos personales. Partiendo de un universo de elementos inanimados, y dentro de una estructura engañosamente figurativa, el artista crea un alma que traspasa los límites físicos del bastidor y la tela y nos adentra en un mundo que puede ser el suyo propio y el del espectador.
A través de su pintura, académica, cuidadosa, ordenada, pese a su aparente desorden, Mateo nos muestra que transita dos caminos paralelos, uno hecho de constancia poética y pictórica y otro, reservado a las miradas mas atentas, que conducirá el espíritu del amante del arte por la senda de la ensoñación, una armonía musical cuyas notas compondrán una melodía que solo los observadores minuciosos serán capaces de descubrir.
Joaquín MATEO Robles (Escatrón, Zaragoza 1958) inicia en el año 1975 sus estudios artísticos en la Escuela de Artes Aplicadas y oficios Artísticos de Barcelona y el año 1976 ingresa en la Facultat de Belles Arts Sant Jordi de Barcelona. En 1982 obtiene la Licenciatura en dicha Facultad y el año 1988 supera las Oposiciones libres de Dibujo como profesor numerario agregado de enseñanza Secundaria dentro del Área de Educación Visual y Plástica. Estudios de Doctorado en torno a "La representación del conocimiento anatómico en la iconografía científica y artística del cuerpo humano", en la Facultat de Belles Arts de Barcelona. Desde el año 1975, año en que celebra su primera exposición de Pintura en la localidad donde reside, nos ha venido mostrando su obra en diversas Salas, Galerías, Certámenes y Concursos de carácter nacional e internacional.
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