De Ernesto Pedalino.

La muestra hace un recorrido visual por diferentes conceptos simbólicos en los que se sugiere sutilmente los límites que nos marcamos en el espacio y en el tiempo a lo largo de nuestra existencia.

Según explica el comisario, Fernando Barrionuevo, cada obra desvela un universo pictórico en el que la piel que se entreteje, es una paradoja continua entre quiebras y firmezas, trazos lineales y envolturas sinuosas y al igual que ocurre en nuestro mapa mental las contradicciones que enmascara nuestra existencia dentro de la dinámica cultural en la que nos movemos, desarrolla un conjunto infinito de conjunciones limitantes hacia el modo de ser propio del hombre. Ahora bien, esta realidad que provoca un cierto resquemor en los otros, se desprende de una aceptación continuada de acontecimientos que tangencialmente nos invaden en nuestra cotidianidad, lo que nos hace ser complacientes con actitudes limitantes que se definen como únicos horizontes a vislumbrar.

Esta realidad es la que pretende romper Ernesto Pedalino, eliminando esos horizontes sesgados para dar paso a un mundo propio, sensible, autosuficiente y mejorado, en el que el límite lo marca el autor sin pretender nada más que establecer una visión suya propia de él.