Rafael Romero Barros (Moguer, 1832 – Córdoba, 1895) fue una figura clave para entender los orígenes y la consolidación del museo. Desde 1862 ejerció como conservador-restaurador del entonces Museo Provincial de Pinturas, llevando a cabo una labor destacada de catalogación y restauración de las obras procedentes de las sucesivas desamortizaciones, sentando así las bases de la colección actual.
También destacó como miembro de la Comisión Provincial de Monumentos y por su labor docente en la Escuela Provincial de Bellas Artes, convirtiéndose en referente para varias generaciones de artistas cordobeses, entre ellos sus hijos Rafael, Enrique y Julio Romero de Torres, así como Tomás Muñoz Lucena y Mateo Inurria.
La obra expuesta, perteneciente a una colección particular, se titula Estudio del pintor (hacia 1875) y ejemplifica la llamada escena de vida cotidiana. Representa un espacio del hogar de los Romero de Torres, donde el pintor aparece en actitud elegante y serena, acompañado por dos figuras femeninas que contrastan en edad e indumentaria.
La composición destaca por detalles como los útiles de trabajo del pintor, representaciones de Menipo y Esopo inspiradas en Velázquez, y una escultura de Dafnis y Cloe de clara inspiración helénica. La luz natural, plasmada con precisión, confiere a la escena una atmósfera íntima y equilibrada.
Como curiosidad, la placa del marco indica erróneamente que el pintor nació y murió en Sevilla en 1833 y 1895, cuando en realidad nació en Moguer en 1832 y falleció en Córdoba en 1895. La obra se exhibe en el muro de la sala V en horario del museo.