Las ferias surgieron en la Baja Edad Media como mercados comerciales y lugares donde se daban cita toda clase de personajes para el intercambio de productos. Se iniciaron en la Francia del siglo XIII y desde ahí se extendieron por toda Europa. En España, tras diferentes intentos que no se consolidaron, en el siglo XV se estableció la que a la postre fue la más importante, la feria de Medina del Campo. En Andalucía, por las circunstancias bélicas que imponía la frontera con el reino musulmán, no hubo un desarrollo paralelo de estos centros donde periódicamente se realizaban negocios.

En Osuna, aunque hay referencias que indican que hubo intentos de promocionar un mercado de este tipo en el siglo XVII –la actual Plaza de Cervantes recibió durante unos años el nombre de Plaza de la Feria-, no será hasta finales del siglo XVIII cuando logre consolidarse. En 1784 el cabildo ursaonés aprueba una propuesta para el establecimiento de una feria y mercado franco. Se perseguía con esta iniciativa activar la economía local y, de paso, incrementar los ingresos municipales mediante la imposición de tasas. Para su puesta en marcha, se necesitaba la autorización real y esta no se recibió oficialmente hasta 1803. La fecha elegida fue a comienzos del mes de septiembre, coincidiendo con la celebración de las fiestas patronales, algo que ya se venía haciendo a menor escala por el gremio de plateros.

Se trató, en un principio, de un mercado ganadero. El periodo elegido, todavía dentro de la estación veraniega, pronto se vio que no era el más apropiado. Los pastos estaban agostados y los animales no encontraban sustento, por lo que se decidió trasladar la feria al mes de mayo. Al olor del mercado, se movía todo un mundo de diversión. Corridas de toros, pasacalles, cómicos, música, incluso el cinematógrafo en sus comienzos, a finales del siglo XIX, tuvieron su espacio junto a los negocios. La compraventa de ganados se mantuvo hasta entrada la segunda mitad del siglo XX, aunque ya en franca decadencia. Conforme decrecía el ambiente comercial, aumentaba la fiesta. Lo que había sido complemento, se convirtió en la esencia y la feria hoy es casi exclusivamente un espacio para la diversión; un espectáculo de luz, sonido, color y sabor; una tradición consolidada a lo largo de casi dos siglos y medio, declarada de Interés Turístico desde el año 2009.

La Feria de Osuna se celebra a mediados del mes de mayo y a su recinto, situado en la zona del Ejido, se desplaza toda la población durante los cuatro intensos días festivos durante los cuales se prolonga esta fiesta. Un recinto ferial que se convierte en una auténtica ciudad efímera, cargada de luces, colorido y diversión, abierta a todo aquel foráneo que se acerque a ella. Una feria que tiene un complemento fundamental en su tradicional feria taurina, a cuyo centenario coso, han acudido las mejores figuras del toreo y del rejoneo del panorama nacional en cada momento. Espectáculos que, sin duda, son de la máxima atracción para todos los aficionados y amantes del mundo taurino de toda Andalucía. La feria de Osuna es, pues, una gran mezcla de tradición popular, patrimonio cultural y folclore.