43 FESTIVAL DE TEATRO DE MÁLAGA
LaZona
Nochevieja. Murielle está en su casa, sola. Los ruidos de la calle y los gritos de sus vecinos celebrando le impiden conciliar el sueño. En esa vigilia, los recuerdos se enfrentan a un presente desolador y a un futuro aún menos prometedor. Lo perdido, lo arrebatado, el fracaso y la soledad la dejan fuera de juego, deambulando en un limbo donde todavía se debate entre la supervivencia y la muerte. Su verdadera tragedia —que también es comedia— hace trizas su autoestima como mujer, como esposa, como madre y como hija.
“Monólogo es una de las tres piezas de La mujer rota, que no se concibe como una obra de teatro, aunque su potencial escénico es evidente. Se trata, por antonomasia, de un soliloquio. Siempre siento el impulso de dirigirla, como si algo de ese material ya estuviese vivo dentro de mí. Me conmueve la profundidad psíquica de su protagonista que, sin desdeñar el humor, aún tiene la valentía de gritar al mundo su enojo por la falta de justicia social-divina para con su vida. (…) Otro enorme potencial es la poesía y la honestidad con la cual la autora desnuda el alma de Murielle; una mujer agrietada por todas partes de su ser, por cuyas grietas se filtran los sentimientos más tristes del mundo que, a fin de cuentas, representan su herida fundamental, irreparable. (…)
Un punto de inflexión en este texto es su perspectiva de género, que hoy constituye una interpelación directa hacia una sociedad que todavía mira hacia otro lado cuando una mujer reivindica sus deseos y su necesidad de vivir una vida plena de derechos. La mujer rota es una herramienta potente que deja sobre la mesa muchos interrogantes y ninguna respuesta.” —Heidi Stenhardt