Han formado parte de nuestra historia y nos han dado largos ratos de diversión. Conocemos todas o casi todas sus reglas. Hemos competido contra amigos y desconocidos. Pero, ¿qué sabemos sobre cómo se crearon sus nombres? Existe una gran variedad de juegos. Veamos de dónde vienen las nomenclaturas de los más populares.

 El Monopoly

Este es uno de los títulos de mesa más conocidos alrededor del mundo. Su origen data de los inicios del siglo pasado y, en un primer momento, se bautizó como “The Landlord´s Game” (El juego del propietario). Algo muy apropiado, teniendo en cuenta que la idea era ir adquiriendo propiedades hasta dominar el tablero. Pero fue en los años 30 de dicho siglo cuando adquirió un formato mucho más parecido al actual y adoptó el nombre que hoy tiene, basado en la idea de monopolizar todas las propiedades que existen en el juego. Como curiosidades, señalar que hubo una gran batalla por el nombre comercial durante décadas del siglo XX. Y, también, que el juego, inicialmente, pretendía ser una crítica al modelo económico de principios de siglo.

 La ruleta

Hay que remontarse a la Francia del siglo XVIII para encontrar los orígenes de la ruleta. Para muchos expertos, su inspiración viene de una creación de Blaise Pascal en el siglo anterior y la combinación de ésta con un juego italiano llamado Birbi. La ruleta se popularizó enormemente en el país galo y, dos siglos más tarde, se extendió por el resto de Europa y los Estados Unidos (en este caso, gracias a los emigrantes franceses que llegaban a New Orleans). Su nombre viene del término francés “Roulette”, cuyo significado es “Rueda pequeña”, basado en su forma y la dinámica del juego.  

Jackpots

El término Jackpot suele referirse a “Gran premio”, vinculado a las máquinas tragamonedas; habitualmente, cuando encontramos un importante bote acumulado. Lo interesante es que el origen del nombre está íntimamente relacionado con otro popular juego: el póker. La mano se abría, en una partida de una modalidad concreta de este juego, cuando un jugador alcanzaba a  tener un par de jotas (o superior), y aumentaba el bote si nadie era poseedor de ellas. De ahí se unieron los dos conceptos: “Jack” por las jotas y “Pot” por el bote. Hoy, son un auténtico género en los casinos online, de los más populares entre los aficionados, con variantes de bote fijo o progresivo.    

Los dardos

Este es otro de los clásicos juegos competitivos, habituales entre amigos y en bares o fiestas privadas. No requiere mucho espacio y ni un equipamiento complejo. Sólo una diana, los darlos y algo de distancia para que sea emocionante (oficialmente, unos 2,37 metros, aunque cada uno crea sus reglas). Lo verdaderamente interesante es que su nombre viene de un tipo de utensilio de guerra bastante diferente. Dardo proviene de la expresión francesa “Dard”, que significa “arma arrojadiza”; eso sí, en referencia a unas lanzas cortas, bien distintas de los dardos que empleamos hoy para jugar. También es cierto que el término “Dard” se arrastra desde el siglo XIII, con lo que hubo bastante tiempo para que el formato evolucionase (igual que los participantes y las consecuencias).  

Los dados

Pocos son los juegos que mantienen hoy en día una antigüedad similar a la de los dados. Su simplicidad está tras esta larga trayectoria. También cabe señalar que no existe un único juego con ellos, sino multitud de modalidades que tienen en común estos objetos cuadrados y el bote que sirve para realizar la tirada. Su origen se proyecta a la Grecia del siglo V ac, aunque algunos hallazgos lo sitúan en la Persia de hace más de 5.000 años. Dados viene de los términos árabes “Dadd” y “A´dad”, que a su vez significan “Juego” y “Los números”. Con ambas nomenclaturas, nos queda claro el inicio de la palabra y la actividad lúdica.

Y estos son sólo algunos ejemplos. Tenemos el parchís (del indio “Pacisi”), el dominó (del latín “Dominus”) y tantos otros. En cada caso, nos remontan a sus antiguos orígenes históricos y a la forma de jugar con cada uno de ellos. Algunos han dado el salto al entorno virtual, otros se mantienen en la esfera clásica. Pero, en todos los casos, forman parte de la historia de la humanidad.