El estadounidense Alejandro Escovedo girará por cinco de nuestras ciudades el mes de octubre. Lo hará con banda y presentando un nuevo disco, del que por el momento no se han dado a conocer ni el título ni la fecha de publicación. El tour pasará por Zaragoza (el 12 de octubre, sala por confirmar), Lleida (el 13, Café del Teatre), Valencia (el 14, Loco Club), Madrid (el 16, Tempo) y Bilbao (el 17, Kafe Antzokia). Tendrá de teloneros a los italianos Don Antonio, quienes también ejercerán como su grupo de acompañamiento. Al hablar de Alejandro Escovedo lo estamos haciendo de una de las figuras más respetadas del mundo musical de su país. Cuando la revista 'No Depression', medio seminal del rock de raíces estadounidense y de sus aledaños, le otorgó el título de “mejor artista de la década de los 90” corroboró esa impresión que ya muchos tenían. Y es que su carrera viene de lejos.
Miembro de una saga familiar, los Escovedo, que incluye a Pete (percusionista de Santana), Sheila E(batería de Prince), Mario (miembro del grupo de hard rock The Dragons) y Javier (del de punk-rockThe Zeros), Alejandro luce un discurso musical con más treinta años de solera que, como señala el músico e historiador Lenny Kaye, se pasea por las desesperaciones y celebraciones de la vida con una profundidad emocional que trasciende fronteras y géneros. En la década de los 70 formó parte de la ráfaga punk inicial de la Costa Oeste con The Nuns, en los 80 de la del cowpunk con Rank And File y True Believers y en los 90 encontró su voz en primera persona con discos a s u nombre que todavía resuenan con fuerza -como “Gravity” (1992) y “Thirteen Years” (1994)-. Con cada nuevo disco su sombra se iba alargando y su influencia en el rock de raíces con parada y fonda en Texas y California no paraba de crecer. Así desde hace cuatro lustros, con el parón obligado de una hepatitis C que marcó, además, un punto de inflexión en su obra. La hizo aún más profunda. Surgieron homenajes como el tributo “Por vida” (2003), con Calexico, The Jayhawks, Ian Hunter y Cowboy Junkies, entre otros, rindiéndole honores, y se ofrecieron colaboradores de la talla de Bruce Springsteen -llegaron a compartir management-, Chuck Prophet y John Cale, quien le produjo “Boxing Mirror” (2006). Desde entonces ha seguido tan prolífico como siempre, con cuatro discos de estudio más -”Real Animal” (2008), “Street Songs Of Love” (2010), “Big Station” (2012) y “Burn Something Beautiful” (2016)- y uno en directo, “Live Animal” (2009).
Podéis echar un vistazo a la actuación de Sally was a cop, de su álbum: Big Station.