Más de 300 actos previstos llenarán el calendario almeriense y andaluz de contenido gastronómico. Éste es el mejor termómetro de la vitalidad y salud del evento. La Capitalidad en sólo 7 ediciones se ha convertido en la plataforma más activa y eficiente de promoción del turismo gastronómico. Las ciudades participantes incrementan el número de visitantes, el sector de hostelería crece en facturación y las 7 ciudades se han posicionado en el mapa gastronómico español.
RICA COCINA. Almería presenta una oferta culinaria única y excepcional que combina mar y tierra. En las 5 Lonjas hay pescado para todos los gustos: Su Majestad la gamba roja de Garrucha, calamares, jibias, pulpo, salmonete, sardina…. Las conservas y salazones: bonito, caballa…el pulpo seco, al ajillo o los escabeches insuperables. Embutidos, quesos, jamón de Serón, cordero… Gurullos y fideos y las personales migas de Almería. Sin olvidar la trilogía mediterránea de pan, ceite y vino. Y los arroces a degustar en empedrao con alubias o con pescado y marisco; gachas, atún encebollado, potajes y sopas, la olla de trigo y los caldos saben a Almería.
10 RAZONES QUE AVALAN UN PROYECTO GANADOR
1. Enclave comercial y cultural. La vieja Pechina convertida en ciudad cosmopolita y audaz. Arte en la calle, las barras, bares y fogones. Patria de la alimentación mediterránea. Capital por excelencia que produce y exporta salud.
2. Unidad de acción. Apoyos sin fisuras de las administraciones en la proyección de Almería como CEG. Esta unidad de criterio ha permitido definir una candidatura sólida, cargada de actividades.
3. Despensa de Europa. Una de cada tres familias europeas consume hortalizas de Almería. Referente mundial en la producción hortícola bajo abrigo. Estandarte de la agricultura sostenible y respetuosa con el medio ambiente. Compromiso verde.
4. Calidad y seguridad alimentaria. Todos y cada uno de sus productos están avalados por certificaciones de ámbito internacional. Vigías de una calidad incuestionable. Garantía suficiente para que su huerta sea mayoritariamente demandada.
5. Despensa: Calidad y cantidad. A la huerta se une una pesca de alta calidad, apreciada por paladares exigentes. Crece en la producción de excelente aceite de oliva. Y las bodegas y variedades de uva ganan en prestigio. Su recetario desborda tradición, costumbre y talento.
6. Entorno privilegiado y singular. Reserva de la naturaleza. Patrimonio natural por excelencia. Huerta, sol, territorio de dos mares.Es volcán, desierto, arena, nieve y sal. Acantilados agrestes. Fondos marinos cristalinos. Costa brillante de calas turquesas. Playas desiertas. Paraíso…
7. Ciudad, dinámica, acogedora y abierta. Apuesta por la modernidad y el desarrollo continuo. Es Ciudad de congresos y paraíso del golf. Ciudad de Hierro e historia subterránea. Tierra de culturas diversas que guarda con celo una red de museos envidiable. Ejemplo de buen hacer.
8. Cultura en pequeños bocados. Síntesis de tradiciones que hablan de mar y tierra adentro. Exquisitez en porciones. Gastronomía en pequeño formato que ha convertido la Ciudad en destino de excelencia. Su Ruta de la Tapa está declarada de Interés Turístico Andaluz.
9. Innovación y cocina con estrella. Tradición renovada. Técnica, depuración y nuevas experiencias. Gastronomía de kilómetro 0. I+D+i que se mezcla con jugos de carne, fondos de pescado y elementos de la cocina tradicional almeriense. Restaurantes con historia.
10 Con alma y mucho corazón. Es la candidatura del pueblo para el pueblo. Foro de ideas y antesala de un proyecto sólido. Es el respaldo incondicional de la calle, del sector hostelero y agroalimentario volcado. Es el empuje del sello ‘Sabores’ y el apoyo de chefs prestigiosos.
ALMERIA, EL IMPERIO DE LA TAPA
Las tapas son protagonistas de las crónicas gastronómicas: son su seña de identidad y Almería es la provincia del tapeo por excelencia. Es una manera particular y peculiar de disfrutar de la cocina tanto tradicional como innovadora que hoy por hoy se ha con- vertido en una hábito muy arraigado y en un reclamo turístico indiscutible.
El tapeo es una práctica asentada en la capital desde tiempo incalculable. Es la opor- tunidad que, a un precio equilibrado, permite disfrutar del mejor y más variado pescado, de platos típicos tradicionales como las migas o incluso la olla de trigo, sin olvidar la amplia oferta de plancha que hoy en día va mucho más allá del pincho, el lomo o la tocineta. En Almería por seis o siete euros se puede comer, y muy bien. Es lo que cuestan tres cañas con sus respectivas tapas de migas, pulpo o patatas a lo pobre con huevo frito. Ya sólo la historia de los bares, alguno con más de 100 años, alimenta. La tradición almeriense por excelencia del tapeo no es ajena ya a ningún establecimiento hostelero.
Muchas de las elaboraciones que se pueden degustar en esta tierra son comunes en otros sitios como la ensaladilla rusa, los fritos, las albóndigas, aceitunas aliñadas o carnes en salsa. Pero hay algunas muy particulares y representativas como los salazones, la jibia en salsa, el tabernero, las patatas bravas, las migas, la asadura en ajillo, los caracoles o las patas de cerdo.