Llevamos tiempo escuchando y leyendo que debemos centrarnos más en nosotros mismos, mirar por cómo nos sentimos, por lo que queremos, por aquello que nos viene bien, en definitiva, ponernos en primer lugar de nuestra lista de personas favoritas.
Como psicólogo, no puedo decir que me parece una idea errónea, ya que justamente la educación -en ocasiones mezclada con religiosidad- nos ha llevado a este olvido del “yo mismo”, haciendo mucho daño a la autoconfianza y la autoestima.
Sin embargo, como defiendo en otros asuntos, me parece un tanto arriesgado movernos en extremos opuestos de según qué temas. En este sentido, quiero llamar la atención a las conversaciones que a veces podemos tener con otras personas, ya sea a nivel familiar o amistoso.
Por fortuna no pasa mucho, pero sigue habiendo personas, quizás promovidas por lo dicho antes de “céntrate en tu propio mundo”, que se olvidan de algo fundamental para que un diálogo pueda llamarse como tal.
Me refiero a preguntar por la otra persona, a mostrar interés por lo que le pasa en su vida, a cómo se siente, a qué planes tiene…, en definitiva, a establecer un canal bidireccional de comunicación, en el que el lenguaje pasee de un lado para otro y el “micrófono para hablar” se intercambie cada cierto tiempo.
Podría llamarlo ponerse en MODO TÚ, o lo que viene a entenderse en Psicología: “Tener más empatía por la otra persona”. Esto implica hacer preguntas directas usando el pronombre en segunda persona de singular: “Tú cómo estás”; “Tú qué haces ahora”; “Tú qué planes tienes para el futuro”, y cualquier otra cuestión que indique al interlocutor que nos interesa su existencia, más allá de su oreja para que nos escuche.
Todo esto tiene igualmente un sustrato basado en la neurociencia, ya que el cerebro humano tiene una capacidad máxima de atención plena que no supera los 50 minutos, por lo que debemos recordar que, si estamos en MODO YO durante más tiempo del comentado, la otra persona, posiblemente, esté simulando que nos presta atención, no sólo porque no quiera, sino porque su Sistema Nervioso Central no le permite más.
¡Prueba a ponerte más en MODO TÚ!, descubrirás cuánto aprendes y qué bien te sientes cuando sales de ti mismo y te pones en los zapatos del otro.
LA PREGUNTA DEL "MILLÓN": ¿Cuánto eres consciente de en qué modo estás?
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Manuel Salgado Fernández
PSICÓLOGO CLÍNICO // Col. AN-2.455