PSICOLOGÍA CLÍNICA
EL PODER DE LAS SECTAS
Por
Manuel Salgado
Post #40

 

Con la actualidad económica y política de los últimos tiempos, el tema de las sectas se deja un tanto aparte en las noticias de los medios de comunicación. No obstante, no significa que sea un asunto eclipsado, ni mucho menos. Realmente son muchas las personas que hoy en día están atrapadas, incluso sin saberlo, en grupos que van poco a poco adueñándose de su forma de pensar y sentir.

Puede que tú seas una de ellas y no lo sepas. Tal vez alguien cercano te haya comentado algo alguna vez, pero creas que quien está equivocado es la otra persona, que solo intenta convencerte para que te alejes de algo que no te hace daño, sino más bien te ayuda a ser mejor.

Las personas llegan a las sectas de muy diferentes maneras: desilusionadas con la sociedad actual o con su vida particular, con problemas económicos, con un plan de vida incierto o con una necesidad de encontrar algo nuevo y diferente.

Estos grupos siempre tienen un líder, que se muestra como un ser especial, único, un guía que te llevará a un plano superior, al que no llegarías de otra manera. Esto lo puede concebir de manera directa o bien argumentando que ese ser superior se expresa a través de él o ella, como si fuera “el elegido”.

No siempre te pedirá dinero a la primera de cambio, porque sería un objetivo que despediría a muchas personas. La estrategia es ir creando grupo, generando confianza, incluso deseo de escucharle, hasta que finalmente eso se convierte en una necesidad y tu vida deja de pertenecerte.

Pertenecer a una secta te va haciendo cambiar de hábitos, lentamente, casi sin darte cuenta. Te hace alejarte, de manera total o graduada, de personas que no piensan como tú, generando entre vosotros tensiones que pueden llevar a finalizar incluso relaciones de pareja o romper vínculos paterno-filiales.

Empiezas a sentir que los demás están equivocados respecto a la “verdad” de la vida y que no son capaces de darse cuenta de que el camino que has iniciado es el correcto, el que te llevará a liberarte de las cadenas del pensamiento mundano. Crees firmemente, sin lugar a dudas, que por fin sabes por dónde ir, por lo que te sientes afortunada y agradecida.

Un detalle a tener en cuenta es que la persona que entra en una secta, tiene tan claro que está en el mejor de los lugares, que se propone “ayudar” a otras personas de su alrededor, compartiendo la luz del nuevo conocimiento, pretendiendo -desde la sutileza- que algunas de estas personas vean con claridad el mismo camino de paz que tú ves.

Si no se sienten escuchadas, lo entenderán como una falta de respeto, además de una torpeza por parte de esas personas que están despreciando la oportunidad de la salvación, por decirlo de alguna manera.

Quizás estés pensando que esto es aplicable a grupos aceptados con naturalidad en nuestra sociedad, y no te falta razón. La diferencia está en cómo se llega a cada grupo, cómo se permanece a él y qué se puede hacer si se decide abandonarlo.

Se puede estar en un club deportivo, en una asociación, o cualquier grupo de personas unidas por elementos comunes, pero ello no debería generarte cambios sustanciales y significativos que te hagan alejarte o romper con personas con las que siempre mantuviste un entendimiento cordial.

No estoy hablando de ninguna banalidad, el tema es realmente grave porque -por desgracia- hay personas que no son capaces de darse cuenta de dónde están y, por lo tanto, no hacen nada para salir de ese mundo que les atrapa cada vez más, jugando el tiempo en contra.

LA PREGUNTA DEL "MILLÓN": ¿Has pensado alguna vez que estabas en un espacio así o alguien cercano a ti?

Deja tus comentarios. Serán bienvenidos desde el respeto y la libertad de expresión.

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Manuel Salgado Fernández

PSICÓLOGO CLÍNICO //  Col. AN-2.455

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