LAS RELACIONES INTERPERSONALES

Somos seres sociales, es decir, nacidos para vivir agrupados, para aprender a compartir con los demás, al menos con los más cercanos a nosotros.

Sin embargo, la realidad es que son muchas las situaciones que se dan en las que parece que la cordialidad, el entendimiento y el respeto son difíciles que aparezcan cuando se trata de la relación entre dos personas o más.

Es posible que pienses que me refiero sólo a las parejas, pero no voy sólo por ahí. Son diversas y variadas las relaciones con otras personas que establecemos a lo largo de nuestras vidas: parejas, por supuesto, pero también con nuestros padres, hermanos, hijos, amigos, compañeros de trabajo o incluso el conserje del edificio en el que trabajamos, aunque sólo lo veas pocas veces al mes.

Creo firmemente que las personas, en general, se esfuerzan por “llevarse bien”, por empatizar con los demás, esa palabra tan bonita, que junto con otra de moda -asertividad-  parecen las claves para acercarse al “buen rollo”.

Es cierto, son importantes. Ponerse en el lugar del otro (Empatía) y expresar tus opiniones y emociones con respeto (Asertividad); no obstante, tras años trabajando con personas que se relacionan de diferentes maneras, el punto clave para que dos personas lleguen a un punto de caminar sin entorpecerse es el “Estilo Atribucional”.

Con ello me refiero a la forma en la que las personas ven el mundo, en cuanto a la responsabilidad de lo que en él ocurre. Algunas tienen un equilibrio importante entre una forma interna y otra externa, de manera que son capaces de ponerse en modo “autocrítica” y reconocer que se equivocan, mostrando así su postura de responsabilidad.

No se sabe si venimos programados desde la genética para tener lo comentado anteriormente, pero lo que es cierto es que con el paso del tiempo va desapareciendo en muchas personas, generando así una enorme dificultad para poderse entender con ellas.

Son personas que señalan con el dedo, que acusan, que parecen estar en posesión de la verdad, que sólo oyen si acaso, aunque siempre te vendrán con el “… sí, pero”.

Si las tienes cerca de ti, intenta escapar o evitarlas como sea. Son realmente tóxicas y pueden llegar a manipularte.

LA PREGUNTA DEL "MILLÓN": ¿Qué hiciste cuando alguna vez te encontraste con alguien así?

Deja tus comentarios. Serán bienvenidos desde el respeto y la libertad de expresión.

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Manuel Salgado Fernández

PSICÓLOGO CLÍNICO //  Col. AN-2.455