tradiciones
Teatro de ritos
Por
Francisco Manuel Pérez Estepa
Post #1

Preciso es vivir, fundir la sutileza, delicada enhebrada oyendo aquellas palabras acertadas de esta tierra ecuménica, diseccionando un futuro que debe mirar a sus raíces para sofocar cualquier mal, para no implantar un modelo de vida sin aroma de identidad. Misticismo y sensualidad aureola por la gracia. Ocurre lujosa, los días de forma cotidiana. Patio de estío para resonar el uso tradicional dando escenarios genéricos y costumbristas, en este ciclo de mantilla blanca.

Rejas antiguas y paredes blancas, hacen gala brillante conjugando, el colmado, la venta, freiduría, estampa exótica, la ventana, patios y sus hilos de agua dibujando la tarde por cualquier callejuela. Ocurren tantas cosas sencillas en Sevilla, que es un celaje atiborrado de gozo, trazando el verano. En las noches de los jueves en la Maestranza se perfila la ilusión en las novilladas, sin picadores, donde la juventud aflora su lugar como parte del legado. Precios económicos para acudir a pasar una agradable velada y de paso tertulia con amigos para arreglar los desdichos de esta ciudad.

Acontece siempre cualquier día de toros en el Baratillo, la nostalgia de lo que fue Sevilla. En esta ocasión la ultima tertulia salieron varios temas…el flamenco, turismo, la juventud y el concepto novillero que ha cambiado con el tiempo. Antiguos del lugar, amigos, que eternamente ponen luz al siglo XX. Hubo quien dio elogio a la mantilla com símbolo Sevillano a no perder. La mantilla eres tú, mujer infinita, estar al punto de altísima peineta de carey. Mantilla como tradición de albor y azabache pintado por Goya, Sergent y Zuloaga. La mantilla es un estilo que nos caracteriza y que debía de ponerse mas en alza, al igual que el sombrero para el hombre. Es nuestro sello, como la francesa tiene chic, la inglesa smart, la americana pep. La mujer Sevillana y Andaluza tiene mantilla y mucha sal.

Las palabras que serpenteaban por el aire toda la noche en el vetusto arenal, todavía viciado por una época oscura, triste y, a veces tenebrosa, para abrirnos el corazón a emociones nuevas, me recuerdan como los paisano vivian el centro y sus tradiciones dándole vida. Ahora masificado por turismo y multinacionales. Me recuerdan una estampa que ya no volverá.

Anécdotas flamencas de época, Pepe Marchena solía celebrar el final de cada gira con un almuerzo en el sótano del célebre Bar Pinto, el local que Pepe Pinto tuvo en la Campana, en el centro de Sevilla, que hoy es un despecho de lotería regentado por uno de los nietos de la Niña de los Peines. Aquel día, después de un copioso almuerzo, Pastora le pidió a Pepe Marchena que le cantara El Romance a Córdoba y el maestro, que adoraba a Pastora, se lo cantó. Como Pepe Pinto, sabía lo enamorada que estuvo siempre La Niña, de El Niño, celebró la actuación de Pepe con este comentario mientras se acariciaba la barriga:

—¡Ojú, Marchena, cualquiera canta eso después de almorzar!

Y el Pepe, que se la tendría guardada por algún motivo, le contestó:

—Tocayo, eso no lo cantas tú ni en ayunas.

A lo que le remato;

Entre fandango y fandango
hay tristeza y alegría
porque sus coplas sentías
siempre te están recordando
la tragedia de la vía

Mientras cualquier dia de verano te espera la madre de Dios. Da igual que dia y hora la visites, ella siempre te espera tornando el hondo sentir como arteria cargada de celestes llevándote a las blondas rosas de tu querer. Clavel que se abre en tus entrañas dando densidad del aire se difumina. Ahora todo es cristalino y transparente, cuando sale de su templo, de su casa. Nada enturbia la visión. En el templo, solitario y expectante, se contiene el aliento, se reprimen las emociones. Los sentimientos aquí tienen medida. Es la dilatación exacta y plena que va desde el corazón al universo de su entrecejo. Lo siente quien posa el beso y es testigo de esa grandeza. Cierras los ojos y lo ves todo. Acabas de entrar en el mismo paraíso. Una secuencia eterna e interminable de recuerdos se suceden en la soledad del verano. El tiempo no engaña. Parece haberse detenido, pero es mentira. Sólo se diluye ante Ella. Separa los labios de sus manos. Abre los ojos y el mundo se derrumba ante los tuyos.

Cuando sales en busca de tus quehaceres ya no sabes si sientes frío o calor y que tiempo veraniego hace en el exterior. Ves una abanico mover al aire y te atrapa el frio por la espalda de la Esperanza o el calor saciado en sensación que ahora habita dentro de ti, la alegría intrínseca de la vida misma anclada en el rostro más hermoso y bello de la cristiandad, el sueño, la Fe y el sentir de quienes se encuentran verdaderamente este gozo. Incluso me hablan de gente atea que la visitan para encontrase consigo mismo.

 

Asi va pasando el verano y no, no ha sido un sueño. En este mes tan Carmelita sobre el mar de las emociones, siguen vivos los antiguos ritos, sobre el hálito sentimental de quien navega en esta gigantesca ciudad desierta del verano. Sevilla es un ascua de luz que vierte su grandeza en lo imposible. La melodía sinfónica, acompasando los pasos de quienes vienen a prender sus sueños, sus peticiones, su memoria y sus recuerdos, en las manos que contienen el universo emocional en un pañuelo. Pañuelo que sigo moviendo para trofeo del novillero.

 

***Pepe Pinto trabajo como camarero en el Bar Plata (  tambien en La Campana ) en 1934 compró un bar en la calle Tetuan al que llamaría Bar Pavón en honor a su esposa y por último el que aqui ven . Por alli desfilaron la malena, la Macarrona, la Perla de Triana , el Gamba , Vallejo y Marchena , siempre lleno de gente del flamenco . Hoy dia imposible en la Sevilla actual.

***Foto tomada en la Semana Santa del siglo XX, con la Hdad. del Santo Entierro. (como curiosidad llevaba manigueteros y otros detalles que hoy dia se han perdido).

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