Una pequeña comunidad queda conmocionada cuando diecisiete niños desaparecen simultáneamente una noche a las 2:17 a.m., excepto uno. La película sigue múltiples perspectivas —profesora, padres, autoridades— mientras intentan desentrañar el motivo y la fuerza detrás de esta desaparición masiva.
La revelación central sitúa a Gladys (Amy Madigan), la tía del único niño que permanece, como la responsable. Usando prácticas de brujería oscura, manipula voluntades con objetos personales, sangre y criaturas misteriosas para controlar tanto a niños como a adultos.
En el clímax, el niño Alex rompe el hechizo y ello libera a los niños. Sin embargo, quedan profundamente traumatizados y emocionalmente marcados.