Dentro del programa 'Tramos de Cuaresma', organizado por la Fundación Cajasol
La quinta película del director norteamericano Mel Gibson de 64 años confirma algo que a algunos parece incomodarles: es un formidable realizador que, tras una obra maestra titulada Apocalypto (2006), demuestra su capacidad para encontrar el tono a la hora de contar una historia real en la que el amor se abre paso entre el horror.
Gibson, por un lado, ha querido hacer un homenaje a un héroe de la conciencia, un hombre que quiso ser fiel a sus convicciones hasta las últimas consecuencias. Según el cineasta, no estamos ante una película bélica, sino ante una historia de amor, de amor al ser humano, de amor a Dios.
Esta película de Gibson, interpretada con maestría por Andrew Garfield y Teresa Palmer, nos acerca a la vida de un personaje real, Desmond Thomas Doss (1919-2006), el primer objetor de conciencia que recibió la Medalla de Honor durante la Segunda Guerra Mundial por su heroico comportamiento en varias batallas de la terrible contienda entre japoneses y norteamericanos. Su adscripción a la iglesia Adventista del Séptimo Día le impedía empuñar las armas, pero quiso alistarse como sanitario, y así servir a su país.
Ana Mª Marco (Profesora Titular de Física Aplicada. ETSI Universidad de Sevilla. Escribe sobre cine y series en la revista FilaSiete) presenta y dialoga con el público al finalizar la proyección de esta excelente cinta de un director que está ocupado en dos nuevas películas, La Pasión de Cristo: Resurrección y Grupo salvaje. Es interesante ponerla en relación con Vida oculta (2019), la grandiosa película del maestro Terrence Malick sobre el mártir austriaco Franz Jägerstätter, de esas películas que te deja mudo al salir del cine.