Gene Kelly rinde un imaginativo y apasionado homenaje a la danza en Invitación a la danza (1956) a partir de tres cuentos: Circo, Ring around the Rosy y Simbad el marino. Tras el éxito de Un americano en París (1951) y Cantando bajo la lluvia (1952), Gene Kelly convenció a la Metro-Goldwyn-Mayer para que produjese una insólita película: una película sin diálogos ni canciones. Pese a que fue un fracaso de taquilla, fue uno de los primeros musicales en recibir el Oso de Oro en el Festival de Berlín en 1956. Los compañeros de baile del genio americano son grandes bailarines de la época: Igor Youskevitch, Tamara Toumanova, Claire Sombert y Claude Bessy.