De Jacques Tati, 1958
Cine en el Aire
«MI TÍO» (título original Mon oncle) es una película cómica francesa de 1958 dirigida por Jacques Tati. Ganó el Óscar a Mejor película extranjera en la 31ª entrega de 1959, el Premio Especial del Jurado en el Festival de Cannes y el Premio a la Mejor película extranjera otorgado por el Círculo de Críticos de Nueva York.
Si no has visto nada de Tati… ¡te sorprenderá! Los diálogos están en francés pero ello no afecta para nada a la comprensión de lo que ocurre, ya que hay muy pocos y no son esenciales. Además la acción está basada en el uso del espacio, las situaciones y los gestos.
SINOPSIS: El señor Hulot (Jacques Tati) no tiene trabajo, ocupándose de llevar a su sobrino Gérard (Alain Becourt) a la escuela y traerlo después a la ultramoderna casa de su hermana (Adrienne Servantie), casada con el señor Arpel (Jean-Pierre Zola), quien intenta ocupar a su cuñado en la empresa de fabricación de tubos de plástico en la que es un alto cargo.
Jacques Tati es considerado uno de los grandes del cine cómico. Fue un personaje de vida variada. De origen ruso, se desempeñó como artista de cabaret, atleta, jugador de rugby, guionista, actor, empresario y director de cine. Además de tener una vida tan rica, fue capaz de reírse del mundo y de sí mismo, asumiendo el papel de Monsieur Hulot, un personaje de gabardina, pipa y paraguas, lloviese o brillara el sol, que llevó al cine en cuatro películas. El espectador puede identificarse con Monsieur Hulot y disfrutar de sus ocurrencias o sufrir los efectos de las mismas, riéndose también de la vida, aprendiendo y disfrutando divertidamente de las extrañas situaciones cotidianas que se aprecian cuando las personas exageran sus posturas, sus creencias o sus costumbres.
En Mi tío, Tati nos entretiene con una historia en la que hay al menos cuatro narraciones anidadas: la de una pareja ya madura; la de una fábrica de plástico; la del ambiente de un barrio con pandillas de pillos infantiles y la de la vida del señor Hulot. Esta película es típica del cine de Tati: aunque sea sonora, tiene claras insinuaciones de cine mudo; se advierte la comicidad, no a base de movimientos de los personajes, sino del automatismo y la falta de conciencia; además del manejo de los espacios y de los diseños, ricos en exageraciones y mensajes subliminales satíricos (pero no demasiado hirientes ni serios, sino divertidos y tolerantes).
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