El mundo hospitalario encarna la dureza de la realidad. A priori, no le asociamos espontáneamente la ficción ni el juego, pero, en Suiza, éstos se utilizan como parte de la formación de estudiantes y profesionales médicos para prepararlos para afrontar situaciones donde tendrán que dar malas noticias a los pacientes y a sus familiares. Alexe Poukine filma los talleres en los que el personal médico pone a prueba su empatía y donde también se deconstruyen prejuicios susceptibles de perjudicar la precisión de la interpretación de los análisis clínicos. Sálvese quien pueda pone, así, de manifiesto el sufrimiento de los cuidadores y el personal médico sometidos a las inclemencias del liberalismo y, al mismo tiempo, pone en cuestión la responsabilidad de cada uno ante un “sistema de maltrato generalizado”.