Uno de los más crudos testimonios cinematográficos jamás realizados sobre la Segunda Guerra Mundial. Elen Klímov dirige con un marcado pulso autoral este film de encargo confeccionado para celebrar el 40 aniversario de la victoria aliada en el que a través de la infancia de un niño marcada por la violencia sistemática se lanza un profundo alegato antibelicista.
A través de los ojos de un niño progresivamente endurecido por el sufrimiento, la matanza sistemática de los habitantes de las aldeas bielorrusas, más de 600, durante la guerra.