Este año, la organización amplía el plazo de inscripción hasta el 31 de agosto y abre aún más las puertas a la participación, tanto para fotógrafos aficionados como profesionales. Todos los participantes realizan una aportación solidaria mínima, que contribuye directamente a un proyecto solidario o conservacionista. Lo mejor es que son los propios participantes quienes eligen la causa a la que se destina la recaudación, entre varias propuestas.
Además, implementan una valoración más rigurosa y justa: las obras finalistas deben alcanzar al menos 90 puntos sobre 100 en la evaluación, basada en criterios como creatividad, estética, mensaje y originalidad. Y como novedad destacada, son los propios concursantes quienes eligen las obras ganadoras mediante un sistema de votación anónimo y totalmente transparente. La base de datos con los resultados está disponible para quienes lo solicitan, garantizando así la máxima confianza en el proceso.
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