LA CASA ENCENDIDA
Exceptuando a las familias más vulnerables, el confinamiento ha situado el consumo como una actividad más consciente, que hay que planificar y pensar de una forma más detenida, así como disparado los consumos culturales. Una ocasión para repensar nuestras prácticas de consumo y su conexión con los cambios económicos necesarios para una transición ecosocial: redefinir prioridades y sectores estratégicos, relocalización, pequeños comercio y modelos de distribución, justicia social (condiciones laborales, precios, etc.).
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