Autor: Santiago Padilla
«Tolón, talán, talán, talán, tolón, talán»… De repente todo estalló en un estruendo gozoso… la pólvora prendida de los cohetes: «ssschpum, ssschpum, ssschpum, ssschpum»… Abría el cortejo el tamboril con su acompasado y ronco, «pom, pom, pom, pom, pom, pom»… y el dulce silbo de la gaita «tiririri-ri-ririri, tiririri-ri-ririri… Todo el ritual propio de este señalado día en el calendario de Moguer, con la alegría y la algarabía que caracterizan a la comitiva de su hermandad del Rocío el día de su salida, en medio del calor de su pueblo que la despide con sabor agridulce…»
¿Y qué haría su mejor poeta? ¿Qué relación guardaría Juan Ramón Jiménez con la romería? ¿Quién mejor que el almonteño, Juan Bautista Darbón Díaz, veterinario en la ciudad de Moguer y bien relacionado con su entorno,
para seguir esa pista? Quizás sin saberlo, se estaba ya definiendo alguna de las claves fundamentales para entender una de sus obras maestras, Platero y yo. Este relato de Santiago Padilla nos lleva al Rocío conducidos por Platero, Juan Ramón y el veterinario Darbón, una historia más que posible que acercará para siempre hasta El Rocío al tierno burro inolvidable y al poeta universal de Moguer.