Aunque nació en Sevilla, Belén Cuesta pasó su infancia y adolescencia en Fuengirola (Málaga), lugar donde comenzó a alimentar su pasión por la interpretación. Allí empezó a estudiar el arte de actuar en la ESAD de Málaga, para posteriormente trasladarse a Madrid en busca de oportunidades. La primera le llegó en televisión, en la serie Cazadores de hombres para, un año después, debutar en el cine con Hierro. Después de pequeños papeles en series como ¿Qué fue de Jorge Sanz? o Ángel o demonio consigue afianzarse en el universo catódico con Palomitas, donde se descubre como una prometedora actriz de comedia. Desde ese momento, la televisión y el cine se la rifan, y Belén encadena proyectos como Bandolera, Vis a vis y, sobre todo, Buscando el norte en la pequeña pantalla y La montaña rusa, Ocho apellidos catalanes, Tenemos que hablar, El pregón, Kiki, el amor se hace, Villaviciosa de al lado, La llamada, El aviso, Litus, La trinchera infinita o Ventajas de viajar en tren en la grande, que la consolidan como una de las intérpretes de futuro del cine español. Debuta, también, como actriz de doblaje en la versión en español de la cinta Peter Rabbit y en la de Klaus, para Netflix.