Con Adelfa Calvo, Natalia de Molina y María Barranco
El mundo parece haber entrado en una espiral de individualismo sin límites: se diría que hemos venido a este mundo solo a competir. El egoísmo, la arrogancia y la mentira se exhiben públicamente sin rastro de vergüenza.
Todo esto contrasta con la abrumadora evidencia científica de que el individualismo y el egoísmo conducen a la insatisfacción, las sociedades con menos desigualdades son mejores en múltiples sentidos y la cooperación es más sana y más productiva que la competición.