Si centramos nuestra mirada en el terreno femenino, tanto en la actualidad como a lo largo de la historia, veremos un amplio espacio en el que se asienta la contradicción. En algunos países se ha tapado a las mujeres, tanto sus cuerpos como sus bocas. En otros, el aislamiento se ha concretado en una lengua secreta o una escritura “femeninas”. Por otra parte, en ciertas civilizaciones, había, por el contrario, mujeres cuya actividad comportaba saber hablar y escribir: las cortesanas. Estos extremos tan llamativos se dan en Asia, en Afganistán y en Corea –por centrarnos en dos núcleos- con resultados literarios igualmente espectaculares.