Tenía siete años cuando su profesora le mostró, por primera vez, un lápiz de color carne. Angélica Dass nació en una familia muy colorida, fruto del mestizaje de su país natal, Brasil. Pronto tomó conciencia de que el color de la piel, la cultura o la nacionalidad, eran elementos capaces de levantar muros entre las personas.
Creó ‘Humanae’, un proyecto fotográfico que utiliza el retrato para acercar a personas de todo el planeta. Un alegato en favor de la belleza de la diversidad humana.