Con Máximo Pradera
Estudios llevados a cabo en el Laboratorio de Neurociencia de la Universidad Northwestern de Chicago han demostrado que la música tiene la capacidad para rescatar recuerdos que creíamos perdidos para siempre y para ayudar a las personas que padecen problemas de memoria.
Pero para que la música nos afecte de verdad y desarrolle su verdadero potencial para sanar y reconfortar la mente, no es suficiente con escucharla por la megafonía de unos grandes almacenes o en el politono de un teléfono móvil: es necesario concentrarse en su audición y degustar todas las sutilezas que los grandes compositores tienen reservadas a aquellos que les dispensan su tiempo y su atención.
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