El confinamiento y el cierre de los mercados de alimentos han impuesto nuevas formas de comercio que permiten a los agricultores vender sus cultivos y a los residentes comer productos frescos de su región. ¿Esta alternativa a la distribución masiva es una solución transitoria o marcará durablemente el consumo? ¿Estamos viviendo el alba de una revolución agrícola?