Charla de Juan Torres y Yolanda Valdeolivas
Crece el número de voces autorizadas que ven los cambios en el mercado laboral global no como mera consecuencia de un bache económico sino como indicios de una trasformación sustancial del concepto de trabajo asalariado. El pleno empleo está cada vez más alejado de los objetivos reales de la política económica e, incluso en los casos en que técnicamente se puede considerar que existe, las jornadas de trabajo y los salarios son cada vez menores. La brecha entre la remuneración de empleados y altos directivos se agranda cada vez más y hace ya tiempo que disponer de un empleo no garantiza salir de la pobreza.
Es una situación que no se circunscribe solo al empleo de baja cualificación. Por ejemplo, los economistas de Oxford que estudian las tendencias laborales afirman que casi la mitad de los trabajos existentes, incluidos los que conllevan "tareas cognitivas no rutinarias" están en peligro de muerte como consecuencia de la evolución de la informática y la automatización de los próximos 20 años.
Ante este escenario se plantean cuestiones tales como si es sostenible esta tendencia en términos macroeconómicos o si la renta básica universal o el trabajo garantizado pueden ser soluciones. Pero también se abren interrogantes más profundos: si hemos sido educados sobre la base de que el trabajo es un pilar básico de nuestra existencia como individuos y como sociedad ¿qué ocurrirá si desligamos trabajo de remuneración? ¿perderemos todo incentivo de superación personal y social sin el estímulo de una retribución por nuestro esfuerzo?