CURSOS DE OTOÑO 2022-ESCUELA UNIVERSITARIA DE OSUNA
Director: Dr. D. Antonio Leal Millán.
Si atendemos al origen etimológico del término innovación, éste deriva del latín "innovare", que implica la alteración de algo mediante la inserción de una determinada novedad. En este sentido, una infinidad de estudios empíricos respaldan la tesis de que la innovación desempeña un papel crucial en la consecución de ventajas competitivas y la mejora del rendimiento de la organización (Leal-Rodríguez, 2020). Sin embargo, la experiencia empírica sugiere que las innovaciones exitosas requieren de una complementariedad de conocimientos, capacidades y otros recursos que a menudo provienen de fuentes externas. Una estrategia prometedora para afrontar este reto es adoptar la innovación abierta y crear un ecosistema de innovación (Chesbrough et al., 2018, Xie & Wang, 2020; Alam et al., 2022a).
En este sentido, en lugar de recorrer el camino que dista entre la generación de una idea (invención) y la comercialización de esta de forma aislada, dentro de lo que Alam et al. (2022b) conceptualizan como un “ego-sistema”, hoy en día se anima a las empresas a participar en actividades de aprendizaje cooperativo (Leal-Rodríguez, 2020). Así, han ido proliferando plataformas o ecosistemas de innovación en las que las start-ups aportan sus descubrimientos e innovaciones y se nutren de know-how y recursos procedentes de diversas fuentes (Zahra & Nambisan, 2011).
La noción de “ecosistema de innovación y emprendimiento” es relativamente reciente, pero que ha acabado por popularizarse a lo largo de los últimos 15 años, y se emplea para designar los diversos actores, partes interesadas y miembros de la sociedad necesarios para innovar y desarrollar nuevas iniciativas empresariales (Granstrand & Holgersson, 2020).