Fr. Guillermo Spirito (OFM Conv.), Asís
« La enseñanza de la Iglesia ha sido siempre que el pórtico de la gloria sólo puede ser cruzado entre las jambas de la pasión de Señor, y bajo el dintel de Su obediencia al Padre. La infinita misericordia de Dios se manifiesta en la flaqueza de nuestra humana naturaleza, y si queremos alcanzar el perdón de nuestras culpas, tan numerosas, hemos de mostrarnos ante Jesús como pedigüeños, como quienes reconocen humildemente su radical carencia.
Eso fue lo que hizo el Buen Ladrón: puso su miseria ante su Compañero de suplicio, y con una palabra sincera y sencilla Le robó el corazón, «abriéndose» las puertas del Cielo.
Como pórtico de la ya próxima Semana Santa, nos adentramos en esta vívida figura del evangelio (uno de esos «secundarios de lujo») para aprender más sobre el poder de la humildad y la necesidad de la compasión. »
Entrada libre previa inscripción (Tf. 958 216 323). Aforo limitado
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