El feminismo de la autora advierte de la afinidad entre la cultura del castigo y el patriarcado. Inspirada por las corrientes feministas surgidas en América Latina, Alicia Alonso Merino se posiciona en la periferia, rompe con el eurocentrismo de pretensiones universales y opta por la interseccionalidad entre sexo/género, clase y raza. Son por tanto numerosas las razones para un feminismo no punitivista, un feminismo que no desprecie la vida sistemáticamente, un feminismo que no genere víctimas infantilizadas, un feminismo que, en consecuencia, abogue por la abolición no sólo de la prisión, sino de la pena.