DIÁLOGO CON HÉCTOR MÁRQUEZ
Dicen que cuando un artista o cualquier persona descubre quién es verdaderamente -esto es cuáles son sus objetivos en la vida y la manera que quiere explorar para expresarlos o conseguirlos- encuentra su voz. Por extensión, a voz de un ser humano es uno de los rasgos que más nos definen y que resultan más difíciles de falsear: es nuestra manera de expresarnos ante el mundo. Así, encontrar tu propia voz, metafóricamente hablando, es descubrir quién eres en realidad. No es un camino sencillo, naturalmente. En aquellas artes en los que la voz es la principal herramienta los profesionales dedican numerosas horas y herramientas a perfeccionar sus cualidades. Así, tanto en el teatro y las artes de la actuación como en la música, la voz es una de las características más apreciadas y distintivas de un artista.
Se llama rango vocal, en el caso de los cantantes, al espectro de notas que es capaz de emitir una persona. Es decir, la amplitud de la extensión de notas musicales desde lo más grave a lo más agudo que le permite su aparato fonador. Siguiendo con las metáforas, el rango vocal de una persona sería, en sentido figurado, la cantidad de ideas o conocimientos que una persona puede abarcar a lo largo de su vida. Paradójicamente, aunque con la edad perdamos elasticidad y registro o rango vocal, musical y vibratoriamente hablando, puede ser que nuestro rango vocal vital haya aumentado. Se dice que vivir con conciencia es la mejor medicina para luchar con la enfermedad de querer tener razón. Puede que nuestro cuerpo y nuestros músculos estén más cansados, pero si hemos vivido convenientemente, nuestras ideas serán más flexibles y moldeables.
En este ciclo hablamos de música y de vida con personas que han dedicado su vida a la música. Y vamos a usar la voz y la palabra para ello. El periodista, activista y gestor cultural Héctor Márquez, cuya experiencia en la creación de peculiares y exitosos formatos musicales como La Música Contada ® es reconocida, dialoga con artistas y creadores que han dedicado su vida a la música, que han hecho de la música su profesión. Personas que identificamos y amamos porque lograron encontrar su propia voz y en muchos casos la usaron para expresar lo que habían ido descubriendo en el camino.
En sus orígenes, la música era algo mágico y sagrado. Una manera no sólo de comunicarse con lo que nos superaba, con lo intuido y desconocido o con lo cercano. También era un medio de sanación. Los primeros humanos descubrieron pronto que el canto o el sonido de un instrumento acompañados de una percusión modificaban extrañamente el ánimo de quien los escuchaba. Hoy, la física nos demuestra que una vibración sonora modifica la estructura misma de la materia que la percibe. Quizás el resto más ancestral que nos ha quedado de aquella concepción chamánica de la existencia sean las nanas: cantarle a un bebé o leerle un cuento para que duerma es siempre más efectivo que cien mil fármacos.
Así en Rango vocal charlamos, escuchamos y aprendemos de los músicos y de la vida que hay detrás de ellos. Por acá ya han pasado artistas como Toni Zenet, La Mari, Javier Ruibal, Maui, El Kanka y Pepe Roca y Manuel Imán, ambos como representantes del movimiento conocido como Rock Andaluz o Ismael Serrano. Más allá de las anécdotas que tienen que ver con la fama y el éxito buscamos saber cómo la música hizo diferentes sus vidas. Vamos a intentar descubrir, desde esta herramienta tan fabulosa que es la comunicación con la voz y el diálogo, qué colores tiene el rango de su voz. De su trayectoria vital.
En esta ocasión vamos a escuchar a un cantante y un hombre de música que ha logrado alcanzar el consenso de respeto unánime de varias generaciones. Si hay un boss transgeneracional del pop-rock malagueño no es otro que Javier Ojeda. Cantante y líder la banda de pop-rock español que lleva más años ininterrumpidamente en activo -este año ha cumplido 40 años-, Ojeda ha logrado labrarse la imagen de icono cercano. En su ciudad ha recogido todos los reconocimientos que puedan hacerse y es admirado no tanto por el éxito, que lo ha cosechado, sino por su capacidad de trabajo, energía, cercanía y bonhomía. Dotado de una de las voces más importantes de su generación, Ojeda es un caso de Rango Vocal físico y metafórico espectacular. Es escritor, comunicador, promotor de conciertos, emblema, además de músico. Un caso extraño, además, entre los frontmen que deciden emprender una carrera en solitario ya que jamás ha abandonado al grupo con el que fue conocido. Es, además, un estudioso y erudito de la música pop indiscutible, un defensor activo de causas cercanas, de su profesión a la que ciuda como si fuese un Padrino amable, una turbina de energía inagotable y, sobre todo, un hombre cabal y generoso que entendió muy pronto que la carrera de la música sólo se fija con trabajo, esfuerzo y entrega. Un tipo especial. Tenía y sigue teniendo el superpoder de la energía y el entusiasmo. Más allá de sus enormes y únicas capacidades vocales, de las infinitas actividades que ha hecho en torno a la música, el gran don de Javier es la energía y el espíritu de la celebración. Baila y se ríe con el volumen del megáfono de Hamburguesas Uranga hasta cuándo se enfada. Y suele ser pocas veces.
En esta ocasión vamos a descubrir los mil un matices de un artista y un ser humano tan polifacético como singular y entrañable. Un conversador excepcional. Dos viejos amigos, Ojeda y Márquez, van a charlar de música y generaciones. Bienvenidos al Ojedaverso.