Aula de Historia.
Con Carlos Andrés Segovia.
Acaso, sin darnos cuenta, hemos caído en la vieja trampa: ignorar la historia, pensar que el pasado no tiene nada de interés que enseñarnos. No sólo hemos entrado en el siglo XXI provistos de medias verdades – el triunfo de Occidente, el final de la historia, el ineludible avance de la globalización… – sino que, osadamente, mostramos el convencimiento de que todo lo que tenemos que aprender de la historia es cómo hacer para no repetir sus horrores. El nuestro, insistimos, es un mundo nuevo, un mundo sin precedentes. Y de esta manera, hacemos algo mucho peor que olvidar el pasado: planteamos mal el presente. Porque la historia es necesaria, aunque sólo sea para prevenirnos de que las grandes conquistas de Occidente, vistas en perspectiva, no son perennes. La democracia, el progreso, la cultura… son cosas frágiles, que pueden perderse o destruirse con facilidad. Vivimos alumbrados por un sinfín de mundos extinguidos.