Por Noni Benegas
Elegante y frágil, pero a la vez fuerte e indestructible, con un fuego interior capaz de fundir los corazones más duros, Anaïs Nin (París 1903-Los Angeles 1977) fue la amante perfecta y la primera mujer que firmó con su nombre las osadas experiencias eróticas que escribía.
Dispuso de su cuerpo con libertad y veía como una necesidad no entregarse en exclusiva, pero con todas sus relaciones estableció un vínculo amoroso que le permitía alcanzar el éxtasis. La gran escritora erótica del siglo XX comenzó a redactar sus diarios con 11 años.
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