En nuestro país, la caza -que es considerada un deporte- puede practicarse en el 80 % del suelo no urbano a nivel nacional, existen unas 800.000 licencias y hay unos 300.000 cazadores federados. Sin embargo, en los últimos años ha sufrido un importante declive y hoy en día es una actividad cada vez más controvertida y cuestionada a nivel social. Ante la creciente concienciación medioambiental de la ciudadanía y el impulso imparable del movimiento en defensa de los animales, el sector cinegético ha reaccionado conformando un poderoso lobby que intenta promover la imagen de que la caza es garante del equilibrio natural, una herramienta para la gestión de poblaciones y una actividad económica esencial para el medio rural. Recientemente, la organización Ecologistas en Acción ha hecho público un extenso informe en el que desarticula algunos de los argumentos del sector y documenta los graves perjuicios que esta actividad está produciendo en el medio natural, abarcando aspectos medioambientales, económicos, sociales y de bienestar animal. A lo largo de esta conferencia iremos desgranando, explicando e ilustrando con ejemplos las principales conclusiones del citado informe, en el que se muestra que la caza no es compatible con la conservación de la biodiversidad, que provoca graves desequilibrios medioambientales, que contamina nuestros campos con plomo (6.000 toneladas al año), que no es en absoluto un sistema eficaz (ni, por supuesto, ético) para controlar superpoblaciones de animales y que limita los derechos de la mayoría de ciudadanos que practica otras actividades en la naturaleza. Además, la caza provoca al año una media de 28 accidentes mortales; en España en los últimos 15 años más de 5.000 personas han sido víctimas de las armas de fuego largas (1.500 de ellas, fallecidas). Por último hablaremos de las víctimas no humanas que deja esta actividad. Anualmente son abatidos de 20 a 25 millones de animales por métodos legales, e incontables (no existen estadísticas ni registros oficiales) por métodos ilegales. Pero además, muchas de las modalidades cinegéticas no cumplen siquiera los principios más elementales del bienestar animal, ni con los individuos objeto de caza ni con los animales domésticos que son utilizados en ella. Así, miles de perros (galgos, podencos y otras razas) son usados como meras herramientas, maltratados y abandonados anualmente en nuestro país; una tragedia que se repite en cada temporada y que nos avergüenza dentro y fuera de nuestras fronteras. Analizaremos la situación de estos canes y comprobaremos si se cumplen o no en ellos las denominadas Cinco Libertades que garantizan el bienestar animal.