Comprender la propia identidad personal se ha convertido en el problema más importante de Occidente. Tenemos problemas para saber qué esperamos de la vida, qué sentido tiene vivir, por qué hemos de soportar el sufrimiento, cuál es nuestra vocación -si es que la tenemos o siquiera sentimos el deseo de tenerla-, e incluso surge la dificultad no ya de las preferencias sexuales de cada cual, sino de la identificación de uno mismo con su propia corporalidad.
Nos preguntamos hasta qué punto estamos determinados por nuestro pasado o si podemos elegir quiénes somos, cambiar nuestra personalidad, reiniciar completamente una nueva vida, cambiar de sexo e incluso, más allá de todo, de identidad. ¿Es posible que nuestra vida sea, por utilizar una palabra de moda entre los filósofos y antropólogos, extremadamente performativa, líquida? ¿Podemos olvidarnos realmente de quiénes somos, de nuestros afectos, de aquello que nos constituye, o estamos obligados por naturaleza a aceptar (o a resignarnos con) lo que somos?
La respuesta no es sencilla, y afrontarla con seriedad supone desmontar algunos mitos tanto de la mentalidad conservadora como de la más acrítica con todo cambio y novedad. Tendremos, por lo tanto, que tomarnos muy en serio de qué estamos hablando cuando nos referimos a la disolución del yo o, dicho de otra manera, a la aparición del "hombre virtual".
Marcelo López Cambronero es Filósofo y Autor del libro "La Edad Virtual. Vivir, amar y trabajar en un mundo acelerado"