"Parece que una novena es un límite. No se sabe qué pasará si se va más allá. Parece como si hubiera algo que no debemos saber y que nos impide una décima… para lo cual no estamos preparados. Los que han escrito la novena ya estaban cerca de la otra vida". Así se expresaba Arnold Schoenberg en un ensayo sobre Gustav Mahler. Este último pareció convertir la "maldición de la Novena" en una cuestión divina, espiritual y trascendente. Aunque intentó burlar la superstición cambiando la numeración de sus páginas orquestales, su Sinfonía nº 9, considerada por muchos como la mejor obra mahleriana, fue la última que completó antes de morir y, de hecho, se estrenó de forma póstuma.