Lengua de serpiente logra albergar en su brevedad dudas y certezas, infancia y juventud, vida y muerte, filosofía y política, animales domésticos y objetos cotidianos. La República Española parece revivir en el sueño trunco o continuo de Claudia Falcone y el espacio y la memoria se condensan, hermanan las batallas, convocan al mismo coraje que será necesario para decidir una cirugía o para forzar la lengua a decir lo que tenga que decir, porque aunque el “dolor parta en dos”, un instante de felicidad dura para siempre como “las soberbias victoriosas serpientes del deseo”.
-Celia Fontán