DE FELICIANO PÉREZ-VERA
La vida de la familia Bejarano discurrió durante varias generaciones, habitando en aquella casa encantada. Durante muchos años no supieron que aquel lugar estaba habitado por Sylabus y por toda una corte de espíritus malignos que
se habían empoderado en él y desde allí intentaban interferir en sus vidas y en las de los habitantes del sencillo pueblo de Montemayor. Así fue hasta que llegó desde Cuba la bellísima Albalinda de Bejarano, para convertirse en su nueva dueña. Su belleza conquistó a Sylabus, y enamorada la bestia de la bella, todo lo oculto salió a la luz. Contar lo que veía con sus propios ojos, le valió a Albalinda ser declarada por los médicos como enferma mental. Solo al cabo del tiempo se comprobó que no lo era, sino que poseía el don de ver lo que los ojos de los otros no ven. Muchos años después, otro miembro de la familia, Alfonso Bejarano, nació con el mismo don, y creyéndose enfermo decidió romper su noviazgo con Cristina para no arrastrarla a una vida llena de sufrimientos. Fue el conocer la historia de su antepasada Albalinda lo que le dio sentido a su vida, ayudándole a entenderse a sí mismo. Él no era un enfermo mental, solo tenía el don de ver lo que los ojos de los otros no ven.