Pink Chadora es la madrina de esta ceremonia, drag queen con mucha labia y ninguna vergüenza. Lleva dos años agitando la cultura malagueña en tacones de no menos de doce centímetros y pelucas rubias. Todo lo que contienen sus medias lo libera luego en justas dosis de mala leche y reivindicación. Sus listas de Spotify, sus improvisaciones y sus icónicos playbacks han hecho bailar las mandíbulas y los esqueletos enteros de media Málaga. En su última "Rara Residencia " en Villanueva del Trabuco ha impulsado el concepto de Drag Rural y ha demostrado poseer el carisma, la autenticidad, el atrevimiento y el talento necesario para hacerse un hueco en el corazón de grandes, pequeños (y ovejas también).