Hace ya siete años que la Iglesia católica abolió el Limbo. Desde entonces los suicidas no tienen ni un lugar donde caerse muertos, literalmente hablando. El fantasma de Cordelia acosa a su terapeuta, obligándola a orquestar una campaña a favor del Limbo. Graciela consiente, pero a cambio exige que Cordelia se preste a rememorar sus intrincadas y traumáticas sesiones de psicoanálisis. Los espectadores serán testigos de esta terapia retrospectiva, al tiempo que se verán involucrados en una peculiar campaña reivindicativa que incluye un dictado fantasmal al mismísimo Papa Francisco.