JAVIER CALLEJA Y JULIO ANAYA
Los artistas malagueños mantendrán un encuentro con el público para hablar de sus proyectos y debatir acerca de las distintas formas de producción artística.
En estos encuentros, los creadores más actuales de distintas disciplinas comparten sus experiencias con el público de un modo íntimo y cercano y debaten acerca de las distintas formas de producción artística.
Van a dar a conocer su trabajo junto a Alicia Gutiérrez, directora del estudio de Javier Calleja, y Carlos Ferrer, responsable de Programación Cultural del Centre Pompidou Málaga.
Javier Calleja ha realizado a lo largo de los años dibujos, instalaciones, esculturas y pinturas, a menudo jugando con la escala y la perspectiva. Trabajando tanto en minúscula como a gran escala, sus instalaciones buscan seducir al espectador como una parte importante de sus creaciones. Tras presentarse en España y el resto de Europa, debutó con Aisho Nanzuka en Hong Kong por primera vez con sus personajes de chicos de ojos grandes.
Originalmente imaginados como representaciones visuales de los propios sentimientos y experiencias del artista, se convirtieron en su firma inconfundible. Sus personajes evolucionaron de dibujos y pinturas a esculturas y objetos, representando casi exclusivamente a un niño entre la niñez y la adolescencia. Con ojos llorosos de gran tamaño y una sutil adición de rubor rojo, los personajes de Calleja son pequeños héroes que acaban de superar algo doloroso y están a punto de sonreír nuevamente.
Javier Calleja trabaja con Nanzuka Underground, Aisho Nanzuka y Almine Rech Gallery.
Por su parte, Julio Anaya Cabanding ha recibido varios premios y menciones honoríficas por su trabajo. Desde 2013, su obra ha sido expuesta en numerosas exposiciones en salas españolas, así como en París, Londres, Milán, Nueva York, Los Ángeles, Dubái, Hong Kong o Tokio.
Su trabajo reflexiona sobre la pintura, la tradición del arte y su relación con el espectador a través de un discurso metapictórico. Representa en trampantojo iconos de la tradición pictórica realizados en lugares u objetos abandonados.
Al artista le interesa hacer reflexionar al espectador sobre el contexto del arte desafiando su mirada a través de un relato de verosimilitud. La acción poética consiste en descolgar simbólicamente las pinturas del espacio sacralizado del museo para resituarlas en otros lugares, generando en ese encuentro nuevos sentidos.