El alpinista Jost Kobusch está acostumbrado a escaladas difíciles. No obstante, esta vez quiere escalar el Everest solo, sin oxígeno adicional y en pleno invierno, cuando el techo del mundo está desierto. Un reto peligroso que nadie ha conseguido aún.
El joven alemán quiere poner a prueba sus propios límites y, al mismo tiempo, protestar contra el turismo de masas en el pico más alto del mundo, que se eleva 8 848 metros sobre el nivel del mar.