EGIPTO: Algo más.
Desde los comienzos de su historia y a lo largo del Reino Antiguo, Egipto vivió encerrado en sí mismo, creando un sistema socioeconómico que garantizaba la atención a las necesidades de la población basándose en la centralización, en la fuerte jerarquización de las estructuras del estado y en la función religiosa del monarca. La economía agrícola debía proporcionar el excedente necesario para mantener la superestructura del complejo poder político.
Ya en el Reino Medio, Egipto comienza a entrar en contacto con sus vecinos y empieza una lenta pero continuada infiltración de pueblos procedentes de Asia, los llamados Hicsos. Pero es en el Reino Nuevo cuando se inició una política de expansión y conquista que tenía como objetivo recaudar impuestos en forma de materias primas de las tierras de Nubia en el Sur y de Asia en el Norte. El rey es ahora un militar una de cuyas funciones era mantener la integridad territorial y aumentar los territorios sobre los que Egipto ejercía su poder, muy especialmente Nubia, territorio sobre el que Egipto ejerció casi siempre un papel colonialista dados sus recursos mineros tan necesarios.
Todo ello supuso un mayor contacto con otros pueblos, de Asia y del Mediterráneo Oriental, con los que Egipto mantuvo relaciones diplomáticas y comerciales. Ya con Amenhotep III las Cartas de Amarna nos hablan de esas relaciones con otros pueblos, en unos casos como vasallos, las pequeñas ciudades-estado de Asia Menor, y en otros como iguales, caso de Babilonia, Asiria o Mitani.
En la Dinastía XIX se produce un hecho fundamental, el acercamiento al Mediterráneo y, por eso, Sethy I y su hijo Ramsés II, establecen su capital en el Delta, en Pi Ramses. Egipto deja de mirar hacia dentro para poner sus ojos en el mundo exterior que cada vez es más peligroso. Con Ramsés III, de la Dinastía XX, se perdió el control sobre los territorios asiáticos por la llegada de los llamados Pueblos del Mar a los que Egipto tuvo que enfrentarse.
Y este contacto con los estados vecinos, babilonios, asirios, mitanios o hititas en Asia, cretenses, chipriotas o micénicos en el Mediterráneo Oriental, ya no se interrumpirá y culminará ya en el s. IV a.C. con la dominación Persa y la posterior integración de Egipto en las conquistas de Alejandro y en el internacionalismo del mundo helenístico.