Ciclo de humanidades "Ni ellas musas ni ellos genios".
Laura Freixas, escritora, editora, crítica literaria y traductora.
La pareja "el genio y su musa", un arquetipo tan presente en el imaginario social, está claramente sexuada: por definición, "el genio" es varón, la palabra ni siquiera tiene femenino, y "la musa" es mujer, palabra que no tiene masculino. ¿Qué ocurre cuando el genio resulta ser una genia? ¿Quién cumple entonces el doble papel asignado a "la musa": inspirar, pero también acompañar, ayudar, servir? Con frecuencia, la respuesta es: nadie. Pero a diferencia de otras genias, solitarias por elección o por fuerza, dada la escasez de musos, Virginia Woolf tuvo intensas relaciones con una persona que la acompañó y ayudó: su marido, Leonard, y con otra que la inspiró: Vita Sackville-West. Rica, aristócrata, creativa, bisexual, la desbordante Vita fascinó a Virginia durante la década de 1920, obligándola a replantearse la eterna pregunta: ¿qué es una mujer?... Fruto de su amistad (o amor) surgieron dos de las grandes obras de Woolf: la novela Orlando, protagonizada por un poeta varón que se convierte en mujer, y el ensayo Una habitación propia, animado, también, por el ideal de la androginia.