Dentro de la programación de Kalendas 2018.
Una muerte digna y un buen lugar donde reposar eternamente eran muy importantes para todo ciudadano del imperio. De ahí que todo romano, cuyo poder adquisitivo se lo permitiese, dejase bien atados todos los rito funerarios que debían hacerse en su honor tras su muerte, así como la ubicación de su tumba. Al pensar que el alma seguiría viviendo en las sombras de su sepultura, los ajuares y ofrendas con que se enterraban cobraban una gran importancia. Todo este ceremonial cambiaba en relación al estatus social del individuo, pero tenían en común algunos puntos, como la procesión con el cuerpo el parihuelas (la pompa) desde la casa hasta el lugar de enterramiento, que se realizaba siempre al anochecer.