VIII MOMENTS FESTIVAL SEVILLA
Con la participación de Álvaro Fernández, Berto Fojo, Isa Alba y Miguel Palou.
Casi siempre se habla de los artistas, ya sean pintores, escritores o músicos. Son ellos los que acaparan el protagonismo, aquellos cuyos nombres y rostros conoce el público, pero rara vez se habla de los promotores y mucho menos aún de los promotores independientes, esas otras personas que esconden sus egos detrás del anonimato, pero que son tan importantes como los propios artistas a la hora de que una obra pueda culminar su ciclo de vida. Además, suelen amar la disciplina con la que trabajan y las obras igual o más que los propios creadores. Entendemos que la figura del promotor cultural independiente se sitúa a mitad de camino entre la del público y el artista, dando un paso más al frente que el mero espectador pasivo, pero sin saltar a la palestra como hace el artista. Y este amor desde el anonimato es el que reivindicamos en esta charla. Pero tampoco debemos olvidar las dificultades que acarrea esta actividad consistente en tratar de ofrecer y visibilizar, en un contexto saturado de contenidos, propuestas más minoritarias o difíciles de asimilar a la primera. Y, por si fuera poco, contando con escasos medios. En esta charla daremos voz a profesionales que dieron un paso al frente y lo dan cada día para que ciertas propuestas artísticas puedan seguir respirando, mantenerse con vida. Y, precisamente por eso, son tan importantes y también deberíamos conocer sus nombres y eso hemos querido hacer desde Moments.
Participantes:
– Álvaro Fernández (unbuentipo): diseñador, profesor y fundador del CanelaParty.
– Isa Alba y Miguel Palou: creadores de la promotora Pabellón Solar en Sevilla.
– Berto Fojo: miembro de Liceo Mutante (Galicia). Artista, músico y docente afincado en las Rías Baixas.
¿Por qué no te lo puedes perder?
Porque algunas historias merecen ser contadas. Y porque, a veces, algunos protagonistas permanecen entre bambalinas. También nos parece interesante conocer la perspectiva de los que deben lidiar con la parte menos romántica de la industria cultural, la relativa a la organización, el trato con entes públicos y privados, sin perder de vista en ningún momento eso que se les suele dar tan mal a los artistas: la necesidad de que, al final, cuadren las cuentas.